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Percy Harrison Fawcett y su delirante universo esotérico (página 2)



Partes: 1, 2

Para principios de la década de 1920 ya
tenía crecida y asentada la teoría en su cabeza. No
iba a cambiarla. No podía cambiarla. De haberlo
hecho, se habría quedado en su casa con su esposa Nina y
sus hijos. Ya era demasiado tarde. El delirante difusionismo
atlante se lo había fagocitado y creía ver pruebas
de ello por todos lados. Cualquier comentario o rumor (por poco
fiable que fuera) apuntalaba su onírica búsqueda.
Además, hay otro dato interesante que Hermes Leal rescata
en Coronel Fawcett, a verdadeira história do Indiana
Jones
, del que quisiéramos decir algo, puesto que no
está consignado en ninguno de los demás libros
serios sobre el tema y sí en algunas
páginas esotéricas de Internet.

Según Leal, Fawcett y Nina Paterson (su esposa)
estaban convencidos de que su hijo Jack (nacido en Ceilán)
era una especie de mesías o avatar.

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Poco tiempo después de contraer matrimonio, y
mientras Nina despedía a su marido en el puerto de
Londres, quien salía en una nueva expedición
(corría el año 1903), fueron rodeados por cinco
monjes budistas que se presentaron como astrónomos y
solicitaron hablar con ellos. Sorprendida, la pareja
británica escuchó a esos misteriosos y
extraños personajes, quienes les dijeron que eran los
"portadores de una profecía" y que habían
viajado desde la India únicamente para
comunicársela.[24] Entonces, esos
magos les hablaron del niño que Nina llevaba en
su vientre (Jack) y que un gran espíritu iba a
renacer con ese hijo.

Uno de los monjes fue el más explícito
cuando sentenció mirándolo a Fawcett:

"El día 19 de mayo, día de la fiesta
del Buda, la señora dará a luz a un niño que
será el padre de una nueva raza. Ese niño, cuando
crezca, irá a acompañarlo en un viaje por tierras
lejanas del sur, donde ambos desaparecerán juntos. Vuestro
hijo volverá, por tanto, para señorear una nueva
civilización
".[25]

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Desconozco de dónde extrajo el periodista H. Leal
esta historia (no hay una sola cita a pie de página en
todo su libro), pero me animaría a decir que (aún
si fuera contada por Fawcett en documentos privados) es por
completo apócrifa. Tal vez fue imaginada
retrospectivamente por Nina, después de la
desaparición en 1925, para darle sentido a un drama
personal que, seguramente, le costó mucho digerir. Claro
que el tono de la historia no resulta descabellado en
medio de toda la construcción imaginaria que hemos venido
explicitando hasta ahora.

Por lo visto, Nina Paterson no frenaba los delirios de
su esposo. Todo lo contrario. Los alentaba. Y siguió
alentando, después de la desaparición con vida de
Fawcett.

Nina provenía de una típica familia
victoriana de diplomáticos y también espiritistas.
Tras el desvanecimiento de su marido, expuso claramente que
mantenía con él contacto telepático y nunca
admitió que había muerto. Trató por todos
los medios místicos posibles que tuvo a su alcance de
seguir relacionada con su esposo. No faltaron los médiums
que decían estar en comunicación con él y,
periódicamente, lee traían mensaje desde el
Más Allá; informándole veces que
seguía vivo y otras que ya estaba fallecido.

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Por ende, si Percy H. Fawcett esperaba encontrar en su
esposa un cable a tierra, estaba errando el camino. En ese
sentido, ambos (Percy y Nina) fueron los arquitectos de la trama
que condujo al explorador a su fin en la selva. Puede que se
hayan potenciado mutuamente. No hay datos (al menos hasta hoy)
que muestren que Nina le haya "parado el carro",
bajándolo a la realidad. Ambos no concebían la idea
de lo imposible. La señora Fawcett lo
siguió por todo ese laberinto de ideas esotéricas,
no dudando nunca de su historia. Ni siquiera de la premonitoria
que citamos más arriba. O de otra historia parecida que,
según contara el propio Fawcett, ocurriera a principios de
1886 y en la cual un hombre, vistiendo traje budista (otra vez
los budistas) lo abordó para decirle algo importante y
misterioso.

"El desconocido, alto y fuerte, traía una
estatua budista en los brazos. Se aproximó al entonces
teniente, le entregó la imagen y pidió que la
guardara consigo, ara traerle suerte a él y su familia.
Pidió que la imagen fuese colocada sobre un manto de seda
amarilla y que nunca dejase que un extraño la
tocara".

Fawcett guardó la imagen y poco tiempo
después, a instancias de su hermano mayor, se
convirtió al budismo, como dijimos más
arriba.

Se sentía un predestinado. Un
"elegido". Un hombre capaz de soportar los climas
más duros y endémicos sin siquiera pescar una
gripe. Un privilegiado al que, sectas budistas del otro
lado del mundo y novelistas tan crédulos como él,
se le acercaban para entregarle las piezas de un enorme
rompecabezas, que supuestamente terminaría redefiniendo la
historia misma de la humanidad.

Fawcett estaba convencido de que en Z, su soñada
ciudad perdida, encontraría las respuestas a todas sus
dudas. A la del origen antediluviano de los pueblos americanos; a
la procedencia atlante de su enigmática estatuilla de
piedra; a la suprema tarea que le tocaría
desempeñar a Jack, su hijo primogénito. Es que en
el origen estaban las soluciones; y sólo
él se sentía capacitado para concretar semejante
proeza. Por eso no compartió su proyecto con nadie. Ni
siquiera hizo pública la ubicación real en donde
él creía estaba emplazada la ciudad de
piedra.[26] Temía a la competencia y no
quería compartir con nadie esa gloria. Su ego era tan
grande como sus fantasías. Su seguridad tan
monolítica como su fe.

Locos por
Fawcett

La selva en la que desapareció Fawcett ya no es
lo que era. A casi ochenta año de su luctuosa
desaparición, la Amazonía fue modificada por la
acción del hombre y muchas zonas, antes verdes florestas
impenetrables, son hoy campos dispuestos al ganado o al cultivo
humano. El romanticismo de la selva virgen permanece sólo
intermitentemente en algunas zonas desperdigadas, como si fueran
lunares de vegetación prontos a ser extirpados por las
máquinas.

Es triste. Triste y desconsolante advertir que muchas de
las descripciones que Fawcett hiciera en su libro sean lo
único que queda de su "infierno
emponzoñado
". Pero no sólo eso permanece. Su
legado es muchísimo más profundo y duradero en otra
áreas. En el de la renovada cultura esotérica, por
ejemplo; que ve en el explorador inglés, no a un
victoriano tardío, portador de un cosmovisión
particularísima (compartida por muchos de su
coetáneos), sino a un "iniciado" en las secretas
artes de un espiritualismo místico que mezcla fantasmas,
aventura, hermanos superiores, Apocalipsis antediluvianos,
tesoros malditos, reinos perdidos y demás
yerbas.

Las Sierras de Roncador (nordeste del Matto Grosso,
Brasil) han sido sindicadas, desde hace décadas, como el
sitio cercano en el que Fawcett, Jack y su amigo Rimmel
desparecieron en 1925. Tal vez por eso se constituyeron en un
centro de misticismo de fama internacional, generando en torno
suyo, y a modo de satélite, toda una serie de historias
desopilantes que se perpetúan en decenas de páginas
de Internet o se venden en agencias de viajes, pretendiendo
llevar a sus modernos turistas hacia umbrales de
iluminación que, a la fecha, sólo Siddartha Gaumata
ha alcanzado. A esta singular formación rocosa del Brasil
la imaginación trasladó la ciudad Z que Fawcett
buscaba y, adherida a ella, toda una cohorte de sabios atlantes y
archivos secretos que únicamente personas con un alto
y especial nivel de conciencia
podrían,
eventualmente, consultar.

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Ningún "especialista" conocido, que se
jacte de ser un erudito en estos temas, dejó de lado al
explorador inglés a la hora de relacionarlo con esa
milenaria sabiduría escondida en lo profundo de la selva
o, aún más, en un reino subterráneo
al que muy pocos ha podido entrar. Nuestro emblemático
Fabio Zerpa no puedo quedar al margen y arriesgó, sin
prueba alguna (como era de esperarse), que Fawcett habría
alcanzado la ciudad perdida y que "los Superiores que la
habitan, como premio a su coraje, tesón y autenticidad de
objetivos, le habrían abierto sus
puertas
".[27] Y lo que es más:
seguiría viviendo en ella, más allá del
tiempo.[28]

El deseo de encontrar un espacio virgen, aislado, puro,
esencia inmaculada de la alteridad absoluta, más
allá de las geografías exploradas de
nuestro planeta, condujo a muchos (desde los días
en que los conquistadores buscaban el Paraíso Terrenal) a
encontrar imaginariamente reservorios de pureza, sapiencia y
humanismo prístino, incluso debajo de la tierra. Y cuando
la geografía física, reconocida y explorada,
resultó no ser tan maravillosa, entró en vigencia
la quimera de las dimensiones paralelas o portales
interdimencionales, detrás de los cuales no sólo se
perpetúan "bibliotecas secretas" sino
Hermanos Superiores que, más allá del bien
y del mal, dirigen a escondidas los destinos conspirativos de
toda la humanidad.

¿Seguirá siendo Fawcett parte de ese
cenáculo de privilegiados y eternos dirigentes del
mundo?

¿Con qué otros elegidos
estará compartiendo semejante misión?

Udo Óscar Luckner arribó al Brasil en 1968
buscando datos acerca de la misteriosa desaparición de
Fawcett. Estaba obsesionado con el explorador y sus
teorías sobre la Atlántida y por ese motivo se
instaló en la región de las Sierras del Roncador,
al norte de Barra do Garças. Al poco tiempo develó
"al mundo" un experiencia personal sorprendente, que
dejó a muchos con la boca abierta (por lo incongruente) y
a otros, convertidos en ciegos acólitos, que llegaron a
considerar a este risueño personaje de origen sueco como
una especie de nuevo Mesías.

Según el propio Luckner, mientras recorría
las mencionadas sierras brasileñas se topó con una
entrada secreta a través de la cual tuvo acceso a "las
profundidades de la tierra
" y a una ciudad
subterránea en la encontró seres superiores,
portadores de un gran avance espiritual y tecnológico.
Esta raza de misteriosos dirigentes sería la encargada de
tutelar el destino de los hombres e impartir sus sabias
enseñanzas a través de iluminados que, como
él mismo, les servían de mensajeros.

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Con tal objetivo, fundó un singular culto. Una
secta cuyo centro de operaciones era el Monasterio
Teúrgico de Roncador
, al pie de dichos cerros, y cuya
misión no sería otra que la de difundir la
esotérica sapiencia de los intraterrestres, con los que
(supuestamente) Fawcett habría entrado en contacto en
1925.[29]

El mundo está loco. Y como entre locos se
retroalimentan la locura, no puedo dejar de mencionar las
disolutas teorías de J. J. Hurtak, otro personaje de
antología, fundador de la Academia Para la Ciencia
Futura
, quien también considera que debajo de
Roncador vive una civilización subterránea
"conectada con la Atlántida, Lemuria y
Mu
".

Son legión.

Así, los largos brazos de madame Blavatsky y sus
teósofos todavía nos alcanzan, y las sugerencias de
Fawcett (quien no se privó de escribir en su tiempo en
revistas de esoterismo, como Occult Review) siguen
alimentando las elucubraciones más irracionales y faltas
de fundamento que puedan imaginarse, elevándolo a la
figura de iniciado y precursor de tendencias
milenaristas
.

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Palabras
finales

Sin proponérselo, Percy Harrison Fawcett no
sólo arrastró a más de un centenar de
exploradores en su búsqueda (muchos de los cuales
siguieron su misma "mala" suerte, desapareciendo en la
selva), sino a miles de aspirantes al status de
"iniciados" o "iluminados" místicos,
dispuestos a superar obstáculos físicos
(montañas, junglas, pantanos), metafísicos
(portales dimensionales, Hermandades Secretas dispuestas proteger
misterios milenarios haciendo uso de la telepatía y otros
recursos parapsicológicos) e históricos (yendo a
contracorriente de todo lo que historiadores y arqueólogos
han reconstruidos en el último siglo y medio, a partir de
investigaciones serias, pruebas concretas y deducciones
lógicas).

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Como ningún otro explorador mediático (que
lo fue), Fawcett y su herencia despertaron el interés de
diversos grupos sectarios, buscadores de tesoros malditos,
ilusionados rastreadores de ciudades perdidas, e incluso de
mártires y bufones, partidarios de una supuesta
"conjura de sabios" intraterrestres.

Con su misteriosa desaparición (que en realidad
fue mucho menos misteriosa de lo que se elucubró por
décadas), Fawcett se convirtió en el centro de un
universo repleto de satélites, conformados por fantasmas,
monstruos y razas "fuera de catálogo", estatuillas
energéticas, espiritismo, teosofía,
difícilmente creíbles, pero emocionalmente
interesantes a la hora de analizar la mentalidad de una
época o situación determinada (incluso la
nuestra)

Las exageradas experiencias de Fawcett motivaron a
muchos. Excitaron a otros. Y terminaron sacando de la realidad a
muchos más, que todavía buscan imitarlo sin
importarles terminar como él terminó.

En definitiva, una muerte así de romántica
no deja de ser una muerte envidiada.

FJSR

 

 

Autor:

Fernando Jorge Soto
Roland
(

Buenos Aires, mayo 2013

[1] Publicado por su hijo menor, Brian
Fawcett, a partir de los apuntes de su padre, en 1953.
Véase: Fawcett, Percy Harrison, A Través de la
Selva Amazónica, Editorial Rodas, Madrid, edición
1974.

[2] Véase el excelente ensayo de Oscar
Guerín Martínez, Exploración, ciencia y
espectáculo. La cinematografía en la
Amazonía en la primera mitad del siglo XX. Disponible en
Web: http://www.antropologiavisual.cl/o_guarin.html

[3] Si bien con África y las islas del
Pacífico Sur pasó exactamente lo mismo,
será la Amazonía la que en América los
congregue exitosamente.

[4] Al respecto véase: disponible en
WEB:
http://lasvocesdebabel.blogspot.com.ar/2013/04/percy-harrison-fawcett.html

[5] Véase: Grann, David, La Ciudad
Perdida de Z. La última expedición en busca de El
Dorado, Editorial Plaza Janes, Argentina, 2010, pp. 79-87.

[6] Así la calificó el
reconocido antropólogo sueco Erland Nordenskiöld,
que había conocido a Fawcett en Bolivia. Citado por Rob
Hawke, “The Making of legend: Colonel Fawcett in Bolivia
(tesis, Universidad de Esse, s.f), p.41. Y Citado por Grann,
David, op.cit. pág. 212.

[7] Como ejemplo de estas posturas
véase en Web:
http://www.grupoelron.org/fisicaastronomia/puertasdimensionales.htm

[8] Fawcett fue ascendido a Teniente Coronel
en enero de 1916 y puesto al mando de 600 hombres (citado por
David Grann op.cit. pág. 201).

[9] Citado por D. Grann op.cit. pág.
204.

[10] Ibídem, pág. 206.

[11] Si la razón occidental
nació, como sostienen algunos autores, en el
ágora de las polis, la misma fue posible discutiendo y
poniendo en duda (entre muchos) los conceptos e ideas que se
debatían.

[12] Citado por David Grann, op.cit.,
pág.128

[13] Fawcett, P.H., op.cit, Pág.
244-245

[14] Ibídem, pág. 245.

[15] Ibídem, pág. 246.

[16] Ibídem, pág. 286.

[17] Nota: En la esquina formada por las
calles Charcas y Campero y con frente principal sobre la
primera levántase una vieja edificación que es
conocida en el pueblo con la curiosa y sugestiva
denominación de "La Casa Santa". Construida al parecer
hacia la segunda mitad del siglo pasado, conserva hasta hoy lo
más sustancial del estilo característico de la
antigua vivienda cruceña: Paredes lisas, alta techumbre,
puertas de cuatro manos, ventanas con balaústres de
madera y espacioso porche sostenido por columnas de ladrillo.
Parte de su largo frente ha sido "modernizado" ha pocos
años, demoliéndose las columnas que
sostenían el porche y reduciendo este a la
condición de un alero chato. A pesar del atentado, queda
en pie todavía una buena porción de su exterior
primitivo.Según refieren viejas consejas, esta casona
tuvo la poco envidiable fortuna de que se adueñaran de
su recinto bultos, fantasmas y seres de la otra vida, apenas su
edificación fue terminada. Desde que se instalaron en
ella los propietarios, dizque empezó una de ruidos, ayes
y otras manifestaciones de lo sobrenatural, más
tétricas aún, que obligaron a aquellos a
abandonarla. Igual suerte corrieron inquilinos que vinieron
sucesivamente.Con el transcurso del tiempo la casona
ganó fama de inhabitable, y ni el más
guapetón de los cruceños de entonces fue osado de
ir a aposentarse allí, por mucho que el canon de
alquiler fuese disminuyendo, a medida que los ocupantes
intrusos crecían en insolencia. A tales extremos
llegó ésta que dieron en espantar aun por fuera
de los muros de su sombrío habitáculo. En lo
cerrado de la noche los vecinos oían sordos rechinos y
confusos estridores, que suscitaban largos aullidos de perros
en varias cuadras a la redonda. Más de un solitario
viandante nocturno que pasó por la esquina sintió
como algo le trababa los pies o, pero aún, alguien le
tomaba por el cuello de la chaqueta y le sacudía
hórridamente.Llegó en eso a la ciudad un gringo
de recia estampa, fornidos miembros y pinta de corajudo.
Tomó la casa en alquiler y fue a ocuparla seguidamente,
llevando consigo a un arriero cochabambino y un montón
de valijas y petacas de ignoto contenido. Entre las razones que
adujo para haberse decidido por la casa, cuya siniestra
nombradía ignoraba, y no por el hotel sito en la plaza
principal, fue la más convincente la de que en tal hotel
abundaban los bebedores, bulliciosos y poco bien
educados.Tratábase nada menos que del coronel Percy H.
Fawcett, del ejército inglés, en cuyas filas
había servido a su patria en Asia y África,
mostrando energía, suficiencia de conocimientos y valor
a toda prueba. Retirado de aquél, hízose viajero
y explorador en América, y hallándose en Bolivia
el gobierno requirió sus servicios para ocuparle en las
jornadas de demarcación de fronteras con el Brasil.
Alboreaba la segunda década del siglo XX. Disponible en
Web: Véase:
http://www.soysantacruz.com.bo/Contenidos/1/Leyendas/Textos/B01-LaCasaSanta.asp

[18] Ibídem, pág. 287-288.

[19] Grann, D. op.cit, pp. 207-208

[20] Fawcett, op.cit., Pág. 368.

[21] Ibídem, Pág. 369.

[22] Ibídem, op.cit., Pág.
369.

[23] Ibídem, op.cit., Pág.
32.

[24] Véase: Leal, Hermes, Coronel
Fawcett. A verdadeira história do Indiana Jones,
Geracaon Editorial, Sao Paulo,, 1997, pp. 12-13.

[25] Ibídem, Pág. 14.

[26] En su libro brinda las coordenadas en
donde él creía estaba Z, pero eran falsas.
Sólo una artimaña para despistar.

[27] Véase: Zerpa Fabio,
Expedición Fawcett la leyenda continúa.
Disponible en Web:
http://www.fabiozerpa.com.ar/ElQuintoHombre/art_2013/febrero_expedientes.html

[28] El mejor receptáculo virtual en
donde todas las teorías más delirantes sobre
Fawcett quedan resumidas en una dirección de Internet
llamada The Great Web of Percy Harrison Fawcett. Disponible en
Web:
http://fets3.freetranslation.com/?Sequence=core&Language=English%2FSpanish&Url=www.phfawcettsweb.org

[29] Véase al respeto:
http://www.akasico.wanadoo.es/akasico/html/carticulos/67618_3.html

Partes: 1, 2
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